Un hombre lavándose las manos con agua y jabón
 

La limpieza

¿Qué piensa Dios de la higiene personal?

“Limpiémonos de toda contaminación de la carne y del espíritu.” (2 Corintios 7:1)

LO QUE DICE LA BIBLIA:

Dios nos quiere; por eso desea que disfrutemos de buena salud y vivamos mucho tiempo. En su Palabra hallamos esta invitación: “Observe tu corazón mis mandamientos porque largura de días y años de vida y paz te serán añadidos” (Proverbios 3:1, 2). Las normas de salud e higiene que le dio a la nación de Israel son una prueba del cariño que nos tiene (Deuteronomio 23:12-14). Esas normas eran muy razonables, y cuando los israelitas las obedecían, se libraban de las enfermedades que sufrían otras naciones como Egipto, que no tenían un código de salud tan avanzado (Deuteronomio 7:12, 15).
En la actualidad, hay toda clase de vicios que contaminan “la carne”, es decir, el cuerpo: la adicción al tabaco, al alcohol, a las drogas... Pero las personas que logran limpiarse de ellos reducen el riesgo de sufrir enfermedades físicas y mentales, y viven más años. Además, obedecer las normas de higiene que nos da Dios es una muestra de consideración hacia las personas que nos rodean (Marcos 12:30, 31).

 ¿Qué piensa Dios de la pureza moral y espiritual?

“Den muerte a todos sus malos deseos; no tengan relaciones sexuales prohibidas, no sean indecentes, dominen sus malos deseos, y no busquen amontonar dinero, pues es lo mismo que adorar a dioses falsos. Todo esto hace que Dios se enoje con los desobedientes.” (Colosenses 3:5, 6Traducción en lenguaje actual, 2005)

LO QUE DICE LA BIBLIA:

La Biblia no solo nos aconseja que nos limpiemos de “toda contaminación de la carne”, sino también “del espíritu”. En los días de Jesús, muchos judíos, entre ellos los líderes religiosos, hacían hasta lo imposible por mantenerse limpios en sentido físico, pero estaban sucios en sentido moral y espiritual (Marcos 7:1-5). Jesús puso al descubierto su error al decir que lo que entra en el hombre no es lo que lo contamina, sino lo que sale de él; “porque de dentro, del corazón de los hombres, proceden razonamientos perjudiciales: fornicaciones, hurtos, asesinatos, adulterios, codicias, actos de iniquidad, engaño, conducta relajada, ojo envidioso, [...] irracionalidad. Todas estas cosas [...] contaminan al hombre” (Marcos 7:18-23).
Según Jesús, quienes se obsesionan con la higiene personal pero pasan por alto las normas de Dios son como copas que están limpias por fuera y sucias por dentro (Mateo 23:25, 26).

¿Son razonables las normas bíblicas?

“Esto es lo que el amor de Dios significa: que observemos sus mandamientos; y, sin embargo, sus mandamientos no son [una carga].” (1 Juan 5:3)

LO QUE DICE LA BIBLIA:

Miqueas 6:8 dice: “¿Y qué es lo que Jehová está pidiendo de vuelta de ti sino ejercer justicia y amar la bondad y ser modesto al andar con tu Dios?”. Esta es una petición razonable, ¿no es cierto? Además, Dios quiere que le sirvamos por amor. Si lo hacemos, seremos felices (Salmo 40:8). Aun si nos equivocamos, podemos confiar en que él nos tratará con compasión. “Como un padre muestra misericordia a sus hijos —afirma la Biblia—, Jehová ha mostrado misericordia a los que le temen”. ¿Por qué lo hace? Porque sabe cómo estamos hechos “y se acuerda de que somos polvo”, es decir, que somos imperfectos y cometemos errores (Salmo 103:13, 14).
En resumen, las normas que nos ha dado Dios sobre la higiene y la pureza moral y espiritual demuestran cuánto nos quiere. Y nuestra obediencia a estas normas demuestra cuánto lo queremos nosotros a él