Soluciones a corto plazo con Energías Renovables - algunos ejemplos concretos

Las Energías Renovables y la crisis eléctrica en Venezuela (III)

Más que el ahorro de energía, es su uso eficiente y racional lo que puede dar buenos resultados.
Los ya famosos “bombillos ahorradores” lo que son es mucho más eficientes, porque producen la misma cantidad de luz, gastando menos electricidad, y lo logran, porque no desperdician una gran parte en generar calor inútil, como ocurre en los bombillos incandescentes. 
De un modo análogo, todo equipo mal diseñado, muy desgastado o que funcione mal, recalienta y desperdicia en calor, una buena parte de la energía que recibe.  Tanto los electrodomésticos, como los grandes motores y equipos industriales, e incluso los de las empresas eléctricas, que  generan, transforman, transportan y distribuyen energía, desperdician una gran parte de ésta por problemas de mantenimiento, desgaste u obsolescencia, o incluso mala configuración, que tanto puede ser del circuito, del cableado, del equipo, …ó del sistema. 
La eficiencia energética hay que cuidarla tanto del lado de su producción, como del de su uso, en cada una de las etapas del proceso energético, desde la generación hasta la utilización, y muy en especial, en la transformación (con frecuencia, el “talón de Aquiles” de un sistema eléctrico).  
Asimismo, usar una forma y tipo de energía, pudiendo usar otra para el mismo fin (y a veces, con mejor resultado!) no es sensato, no es racional.  No es racional usar electricidad para cocinar o calentar agua (la sustancia natural de mayor poder calorífico, es decir, la que más energía exige para calentarse, …y ¡lo que se cocina siempre contiene mucha agua!), teniendo Venezuela tanto gas (que es preciso distribuir bien); ó seguir instalando calentadores que son poco eficientes y de corta vida útil, en construcciones nuevas (eso amerita supervisión nacional-regional-local y hasta medidas drásticas).  No es racional importar “chatarra energética”: electrodomésticos y equipos industriales de baja calidad y eficiencia (sin colocación en los países industrializados), ó instalar sistemas de aire acondicionado sobredimensionados; construir con materiales inadecuados para nuestras regiones tropicales (como los vidrios tipo “Belfort”, que crean un “efecto invernadero” en nuestras casas) y de un modo que menosprecia la “bioclimatización pasiva” ó “confort térmico”, o sea un “ambiente fresco” tal como aún se siente en construcciones y hasta en casas campesinas de “las de antes”.  Es irónico que la población e incluso muchos profesionales y constructores no conozcan experiencias valiosas al respecto (en la UCV, en LUZ, en la UNEFM, en Mérida, en el Oriente del país, etc.), que deberían generalizarse. 
Sí es racional reducir la cantidad de energía que utilizamos para producir y para la vida diaria, lo que implica reducir la llamada intensidad energética” sin por eso reducir, sino incluso aumentar, la calidad de vida. ¿Cómo se logra? No sólo aumentando la generación de energía (eso refuerza vicios y fallas ya existentes), no se trata de “cuánto”, sino de “cómo” se produce y consume. Las Energías Renovables-ER no pueden, por ahora, influir mucho en el cuánto (en la cantidad bruta de MW), pero sí en el cómo, por supuesto en combinación con un conjunto bien estructurado de medidas sensatas.  El uso, la producción y el manejo racionales, consisten “simplemente” en aplicar en cada caso la solución más sensata.  
Por ejemplo:  Ya ha llegado a Venezuela la llamada “generación distribuida”; pero el verdadero rol útil de ésta no es sólo complementar la capacidad de generación, agregar “unas plantas más” a las ya existentes (como se ha hecho en ciertos casos, ante la emergencia), sino la generación local, en sitios críticos, para reforzar las redes, y hacer más eficiente el Sistema Interconectado Nacional (SIN), mediante una descentralización progresiva, que reduzca las cargas ó “bloques de energía” a transportar, en largas distancias (lo que incrementa las pérdidas y exige un mayor mantenimiento), hasta zonas cada vez más alejadas, mediante líneas más ramificadas, que cada vez están más recargadas. 
Varios países desarrollados, con redes menos extensas y amplias que las nuestras, utilizan yaplantas con energías renovables (eólica, bioenergía, etc.) intercaladas en ciertos puntos clave, para elevar la eficiencia del sistema, es decir, la calidad de la transmisión y la distribución, con resultados positivos.  En el seno del Comité de Energías Renovables (CER) coordinado por el MENPET, e integrado por diversas instituciones del país, se han presentado soluciones en tal sentido.  Corresponde a la acción conjunta del Ministerio de Energía Eléctrica, el MENPET y la Vicepresidencia de la República, planificar e implementar su aplicación a nivel nacional. 
Por supuesto, la generación descentralizada, con equipos autónomos que aprovechan las ER a nivel local(es decir, la energía autóctona=recurso propio), además de energizar sitios alejados o energéticamente aislados (es decir, ubicados en “conos de sombra” de la red), creando la base energética para la producción y la elevación del nivel de vida, aliviará a todo el sistema  de esa pesada carga de llevar la electricidad a lugares tan distantes y puntos tan dispersos, con caídas de tensión y de tales irregularidades en el servicio, que a veces reducen a un mínimo su utilidad
Una programación cuidadosa y una implementación masiva pero viable del aprovechamiento de ER en esos sitios, implica  un aporte más relevante que la mera cantidad de MW generados, sin olvidar que lo importante, lo más útil, no siempre es generar electricidad, sino  energía, del tipo y forma que más haga falta:  Bombeo eólico mediante molinos de viento ó incluso sistemas solares fotovoltaicos;calentamiento de agua (incluso destilación) mediante sistemas solares térmicos o eólicos;presecado/secado/deshidratación mediante energía solar (o geotérmica, o bioenergía); obtención de bioabono “de calidad ecológica”, biogas y efluentes líquidos para la piscicultura o cultivos (en biodigestores familiares ó comunales, que procesan desechos contaminantes); uso de arietes hidráulicos y “bombas de río” (ó turbinas “a filo de agua”), donde “el agua impulsa al agua” sin electricidad o combustible alguno, para el riego y otras aplicaciones; refrigeración de la pesca ú otros productos perecederos, mediante pequeñas turbinas hidráulicas; uso de la energía solar, bioenergía, ó energías eólica o geotérmica, para procesamiento y refrigeración en centros de acopio; detoxificación (descontaminación) de agua mediante la parte ultravioleta del espectro de la energía solar, y docenas de otras aplicaciones prácticas, técnica y económicamente viables hace ya tiempo, que es preciso y es posible implementar progresivamente en nuestro país. 
Por ejemplo:  La medición precisa del potencial eoloeléctrico aprovechable en la península de Paraguaná ha sido completada rápidamente, permitiendo no sólo instalar inicialmente 100 MW, sino servir como experiencia piloto para su ampliación a mayor capacidad, y extenderla hacia la Guajira venezolana, como base para lograr a largo plazo un “Guri eólico” (aprox. 10.000 MW), con grandes aerogeneradores tanto en tierra como costa afuera.  El cuadro se completará con instalaciones en Chacopata (Araya), Coche-Cubagua, Margarita-Macanao, y hasta en el Estado Apure (al Norte del Capanaparo, una zona casi sin red eléctrica) y otras regiones del país. 
La energía eólica y la energía hidráulica son anticíclicas; es decir, que en época monzónica, de grandes lluvias, tendremos embalses llenos y mayor generación hidroeléctrica, y eoloelectricidad en menor cuantía (aunque siempre presente); pero el estío o verano o época seca, es tiempo de vientos alisios, y hay un máximo de generación eolo-eléctrica, como compensación.  Venezuela podría incluso instalar, a mediano-largo plazo, tanta capacidad eólica (y solar) en el Norte, como la capacidad hidráulica que tiene actualmente en el eje Orinoco-Apure y el centro del país. 
Por ejemplo:  Los efluentes líquidos (“aguas de desecho”) de grandes ciudades e instalaciones industriales de nuestro país, no sólo requieren grandes gastos para encauzarlos y manejarlos; además generan problemas ambientales, sanitarios y otros de diverso tipo.  Sin embargo, estas enormes masas de efluentes podrían generar grandes cantidades de biogas, recurriendo a latecnología de flujo continuo (de la que ya hay alguna experiencia pionera en el país), evitando tener que disipar el gas mediante venteo (como ha sido hábito durante decenios en nuestros campos petroleros, y ocurre actualmente en empresas licoreras, cerveceras, etc.), utilizándolo sea como fuente de calor, ó para generar electricidad en magnitudes nada despreciables. 
Toda instalación sanitaria de cierta magnitud debería obligatoriamente adaptar lo necesario para aprovechar esa energía, hoy desperdiciada; y toda instalación nueva debería sin falta incorporar dicha tecnología (donde la continuidad del flujo, maximizando la eficiencia, la emparenta con la de “lecho fluidizado”, empleada para el carbón y otros combustibles de bajo poder calorífico). 
Por ejemplo:  La generación de electricidad aprovechando la energía solar térmica, mediante tecnologías de muy diverso tipo, como la evapocompresión, la eyectocompresión y otras, que se basan en concentrar la irradiación solar en un foco (puntual o lineal), vaporizando un fluido que luego impulsa una turbina, que a su vez mueve el generador eléctrico, es utilizada bajo diversas formas en varios países, con los que Venezuela mantiene relaciones de cooperación, en ciertos casos bastante estrecha (Rusia, Bielorusia, Francia, etc.). 
La adquisición e instalación de tales equipos a corto plazo no es demasiado complicada.  Otra cosa es asegurar una verdadera transferencia (incluso colaboración) tecnológica, la preparación técnica de personal venezolano, y el funcionamiento confiable de dichas plantas en condiciones tropicales como las de nuestra zona marino-costera e insular (corrosión violenta por el salitre, la erosión por arena impulsada por fuertes vientos y la protección en época de lluvias abundantes).
También debe asegurarse el aprovechamiento de la generación discontinua, propia de la energía solar, mediante una configuración adecuada de la red eléctrica existente.  En tal sentido, resulta muy favorable la estabilidad de la irradiación solar en la región Norte y marino-costera e insular de Venezuela (sin oscilaciones como en Arabia Saudita y otros países árabes), lo que permite aprovechar mejor esa energía y quizás haga innecesario instalar costosos bancos de baterías. 
Se puede considerar la generación masiva mediante tecnología solar fotovoltaica, pese a su muy baja eficiencia, dado nuestro enorme potencial solar, a condición de utilizar concentradores de diverso tipo (lentes Fresnel, tecnología multicapa, etc.), en los que algunos países desarrollados han realizado ya grandes avances, no implementados aún a causa de los intereses monopólicos de los fabricantes y vendedores de celdas fotovoltaicas “tradicionales” (sin concentradores), que ha llevado a esa industria a la crisis de una escasez de silicio de alta calidad a nivel mundial.   
Venezuela tiene importantes reservas bien documentadas de ese mineral, hasta hace poco casualmente en poder de empresas como la conocida Owens Illinois, dueña a la vez del reciclaje de vidrio (una parte del cual serviría también como insumo básico para celdas fotovoltaicas).  En nuestro país hay indicios suficientes de presencia de galio, indio y germanio, usados para la producción de celdas solares fotovoltaicas de alta eficiencia (y ensayos piloto ya realizados en la ULA).  Además, esos sistemas se usan para recargar baterías de carro en carreteras aisladas. 
Por ejemplo:  La capacidad geotermoeléctrica puede ser considerada carga de base para la red, lo cual hace valiosos los MW de origen geotérmico, aún si llegar a la etapa de una central puede llevar entre 8 y 12 años.  Por fortuna, el uso directo del calor geotérmico tiene más de cuarenta aplicaciones distintas, de gran utilidad para el desarrollo local y para la reducción indirecta de la demanda eléctrica consiguiente, además de servir como etapa temprana de exploración, lo queminimiza los riesgos mediante el estudio preliminar del campo y las condiciones del fluido, a un costo mucho menor y a corto-mediano plazo. 
Conclusión: 
Venezuela no sólo tiene inmensas reservas de hidrocarburos de diversos tipos, y un envidiable potencial hidroenergético en gran escala; también tiene un enorme potencial aprovechable de ER, que ha sido estimado preliminarmente en 8,9 MMM BEP/D (casi 9.000 millones de barriles equivalentes  de petróleo diarios).  Ese inmenso potencial tiene una importancia estratégica aún mayor que las reservas de recursos energéticos fósiles (petróleo, gas, hidruros, radiactivos), ya que está presente cada uno de los 365 días de cada año, puesto que es renovable.  Para decirlo de otro modo:  ése es el petróleo de nuestro futuro, que es posible y necesario preparar hoy
El aprovechamiento de tales recursos demanda sin duda un elevado nivel científico-tecnológico(donde mediante gran esfuerzo se están dando ya los primeros pasos), e inversiones iniciales sin duda algo elevadas (que es posible y necesario dosificar con realismo), pero ante todo requiere una educación dirigida hacia la verdadera cultura energética, que es la misma cultura ambiental y territorial, necesaria para transformar el país, acorde con los principios humanistas del proceso bolivariano de cambios profundos que se está llevando a cabo a lo largo y ancho de Venezuela. 
El autor es Planificador energético, jubilado del MENPET