El niño es un aprendiz y tenemos que enseñarle igual que se le enseña matemáticas o geografía. Al niño hay que enseñarle a comer y tiene que haber un punto de autoridad en ese aprendizaje, a través de los padres, el colegio, los abuelos… El niño tiene que comer de todo en cantidad no muy grande, ya que a veces pecamos de querer que el niño coma demasiado. Tiene que comer dependiendo de su edad, de su tamaño y también de su apetito, porque su apetito es un síntoma de las necesidades del niño.
Las proteínas son unos nutrientes supervalorados erróneamente. La mayoría de la gente piensa que el nutriente principal son las proteínas, y eso es un error porque hay 6 nutrientes y los 6 son igual de importantes. Un exceso de proteínas, en el 99 por ciento de los casos, va unido a un exceso de grasa. En la carne hay proteínas, lo mismo que en el huevo, en el jamón.. pero también hay grasa y colesterol. Un exceso de proteínas, generalmente, va unido a un exceso de grasa, de colesterol y de grasas saturadas. Eso puede favorecer la obesidad y un exceso de grasas en la sangre.
Cuando los niños toman demasiado de algo, tienen un exceso y éste siempre se convierte en grasa, porque el cuerpo no elimina todo lo que le sobra. No es como el agua, que bebo mucha y voy más al cuarto de baño. Con el tema de los nutrientes calóricos no es así, el cuerpo en previsión de momentos de carestía, cuando no encuentra sustrato energético para mantener la vida, tiene una gran predisposición a reservar. Un exceso de hidratos de carbono o de proteínas, el cuerpo lo reserva en forma de grasa, favoreciendo la obesidad.
Hay unas cantidades establecidas por las autoridades sanitarias de la OMS (Organización Mundial de la Salud). Constituyen una guía para tener un punto de partida: la mitad de las calorías, es decir, el 50 por ciento deberían venir de los hidratos de carbono, entre un 12 y 15 por ciento en forma de proteínas y entre un 25-35 por ciento en forma de grasa. En cada caso, será el pediatra y el nutricionista quienes afinarán los porcentajes.
En principio, debemos llenar la mitad del plato con alimentos ricos en hidratos de carbono: pan , pasta, patata, arroz. Un12-15 por ciento debe estar reservado a los alimentos proteicos: carnes, pescados, huevos, jamón, legumbres, lentejas, judías y garbanzos. Y el resto correspondería a la grasa, que ya va unida con la carne (la grasa de la carne), el aceite con el que condimentamos o preparamos el plato olos frutos secos que son muy ricos en grasa.